El niño es egoísta por naturaleza y no nos debemos extrañar o preocupar que quiera lo suyo y lo de los demás, lo que no significa que sea incapaz de aprender a ser generosos.
Los padres debemos ayudar al niño a superar paulatinamente su egocentrismo par que pueda desarrollar las habilidades sociales que le ayudarán adaptarse de forma progresiva a la vida en común, tanto en familia como del centro escolar o su grupo de iguales.
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